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Esta semana nos corresponde dar a conocer para la memoria histórica del exilio, al escritor y músico Francisco Vásquez León, quien nació en Trujillo, Perú,  el año 1947. Cuando aún no cumplía los tres años de edad, su familia se traslada a Chimbote. Allí creció y emprendió el camino de la vida.

Sus estudios primarios los realiza en el centro escolar 329, denominado también: La Gloriosa 329, después pasará a la escuela Prevocacional 313, y continuará estudios secundarios en la Gran Unidad Escolar San Pedro. Por motivos económicos debe abandonar sus aspiraciones de continuar estudios superiores, para dedicarse a trabajar como empleado en una empresa distribui-dora de automóviles Volkswagen, y después, en el año 1968, ingresa a trabajar como obrero de fundición en la empresa siderúrgica del Perú –Siderpe-rú,  con lo cual, su formación en el campo de la literatura y la música la hace de forma autodidacta.
Francisco, durante su etapa de dirigente sindical,  a lo largo de más de quince años, sufrió persecuciones, allana-mientos de domicilio, enjuiciamientos, habiendo sido encarcelado en muchas ocasiones, circunstancias bajo las que sufrió torturas de todo tipo. Como es de imaginar, su familia tuvo que compartir estos sufrimientos y amenazas de muerte. Bajo estas trágicas circunstancias se ve obligado a dejar su patria en el año 1994.
Fue aquí en Suecia donde con el apoyo de la Federación de Mineros Suecos, consigue el estatus de asilado político al año 1996. Se radica en Esto-colmo junto a su esposa e hijos, de los cuales dos viven en la actualidad en Finlandia. Es aquí  donde retoma su vocación por la música y la literatura, vocación a la que renunció por su compromiso con los trabajadores y el pueblo. Nos dice que retomó este camino a una edad en que muchas carreras ya han sido concluidas. Fiel a sus ideales de justicia colabora en el proyecto Amerikas Sol Förening (Sol de América), de la Cruz Roja Internacional, con el propósito  de unir a los inmi-grantes del mundo en torno a la música.
Es allá por el año 1997 que  para desarrollar y promover la música latinoamericana en Suecia, funda al lado de otros peruanos y músicos latinos, Los Romanceros de América, grupo musical que se ha convertido en uno de los más populares a nivel de los in-migrantes latinoamericanos, que es a la vez uno de los principales actores de la solidaridad de los inmigrantes con los  pueblos en conflicto en América Latina y el mundo. Ha trabajado como profesor de idioma español y de literatura, así como profesor de guitarra. También ha colaborado con revistas publicadas en idioma español.
Después de ganar un concurso internacional con su cuento Tágor, en el 2002 publica su primer libro: «Relatos de la otra orilla», en edición bilingüe. Además ha publicado en el Perú, su tierra natal, tres novelas: «Anco el guerrero», novela ambientada en el Perú precolombino. «Mi amigo Juno», que  narra las aventuras de un niño con su perro, cuyo escenario es Chim-bote de los años ’50; y recientemente ha publicado «El Patriarca», novela de corte histórico ambientada en los años 80, en una mina  del norte del Perú, que se nutre de sus experiencias como dirigente sindical.  Ha publicado también un libro de relatos para niños cuyo título es «Anselmo el zorro y sus amigos». Algunos de sus cuentos han sido recopilados en libros de antología de varios autores. Próximamente publicará en el Perú su novela «Bola de cristal», que se trata de una obra de corte fantástico. Actualmente viene trabajando una nueva novela a la que ha titulado «Historia de Ní», la diosa del mar de los mochicas, un pueblo que existió en el norte del Perú antes del florecimiento de la cultura incaica.
¿Cómo llegaste a ser dirigente sindical?
En el año 1973 el pueblo de Chimbote con los siderúrgicos a la cabeza lucha por la defensa de su autonomía de clase y contra el corporativismo de la dictadura militar que por aquel entonces gobernaba el Perú. El movimiento es debelado a sangre y fuego por la infantería de marina, en medio de un estado de emergencia y de cruentos combates. Estas luchas se saldaron con un dirigente y un estudiante muerto, varios heridos y más de medio centenar de dirigentes y activistas de base despedidos y encarcelados, implantándose a partir de ese momento una política de terror en Siderperú. La empresa es militarizada y el sindicato cae en manos de gente pro-patronal que entrega al gobierno todos los pactos y convenios colectivos firmados con la empresa. De este modo se abre una etapa difícil, y los pocos obreros de vanguardia que escaparon a la cárcel y al despido, tienen que trabajar en la clandestinidad para recuperar su sindicato de manos de la patronal; gesta que se culmina el año 1977, con la elección de mi persona en la secretaría general del sindicato.
En la clandestinidad, como dirigente ¿pudiste llevar a cabo huelgas?
Ese mismo año, y después de un arduo trabajo para reconstruir las estructuras orgánicas del sindicato, y una vez recuperada la fe de los trabajadores en su organización de lucha me tocó  dirigir la huelga más grande y combativa que han librado los siderúrgicos hasta el día de hoy. Aquella fue una huelga plena de acciones heroicas del pueblo que, a pesar del estado de emergencia y el toque de queda, y a pesar de la represión de la policía de asalto y la infantería de marina, que asesinaron a un estudiante y causaron numerosos heridos, logró mantenerse incólume hasta la victoria. A lo largo de esos cincuenta y dos días, diciembre ’77 enero ’78, en los momentos más duros de represión,  tuve que dirigir la lucha desde la clandestinidad. Esta histórica huelga llegó a involucrar a todo el pueblo de Chimbote con tres paros provinciales, alcanzándose un resonante triunfo sobre la dictadura militar, en su llamada Segunda Fase, obligándola a dar marcha atrás, marcando a la vez el comienzo de su fin. Se reconquistaron todos los pactos y convenios colectivos conculcados a partir de 1973, además de lograrse universidad para Chimbote, construcción de redes troncales de agua, desagüe y luz, entre otros puntos que conformaban la Plataforma Provincial de Lucha.
¿Recuerdas en tu periodo como dirigente logros importante para los trabajadores?
Luego de esta resonante victoria que tuvo repercusiones a nivel nacional, en el IV Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Siderúrgicos del Perú –FNTMMSP–, llevado a cabo en 1978 fui elegido dirigente nacional en el cargo de secretario de defensa y como tal estuve presente en las principales luchas de los mineros peruanos a lo largo y ancho del territorio nacional. Luego en el V Congreso Nacional llevado a cabo en 1981 me eligen como su Secretario  General, contándose entre sus logros el haber llevado a cabo la elaboración de un pliego nacional de reclamos, así como la discusión y aprobación de este pliego en cada una de las bases. De igual forma se dejaron sentadas las bases para la posterior unificación de las dos federaciones mineras existentes por aquel entonces, y así poder vertebrar la lucha de los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos en un movimiento de alcance nacional, en torno a la defensa del pliego nacional de reclamos. De esta forma se dejó allanado el camino para que en el VI Congreso Nacional de la Federación, llevado a cabo en 1984, se materializara la fusión de las dos federaciones en una sola. En este congreso fui elegido secretario de organización, al lado de Saúl Cantoral Huamán, en la secretaría general. Al haberse logrado la unidad y contándose con un pliego nacional de reclamos, el siguiente paso era la lucha por su defensa. Es así que en el año 1985 se da la primera huelga nacional de los obreros mineros peruanos en defensa de su pliego nacional de reclamos; huelga que después de cruentos combates y marchas, culmina con un acta firmada entre la Federación Minera y el Gobierno. Sin embargo, transcurrido el tiempo y vencidos los plazos, ni la Sociedad Nacional de Minería ni el Gobierno cumplen con los compromisos asumidos, lo que motiva que se prepare una segunda huelga nacional por el cumplimiento de lo pactado, lo cual se lleva a cabo al año siguiente, y al igual que la primera, compromete a todo el sector minero a nivel nacional, concluyéndose con la firma de un acta mediante la cual se logra la jubilación de los trabajadores mineros, metalúrgicos y siderúrgicos bajo un régimen especial. La ley  está vigente hasta el día de hoy. Sin embargo no se cumplió con otros puntos fundamentales del acta, razón por la cual la Federación se preparaba para una tercera huelga nacional. Bajo estas circunstancias es asesinado Saúl Cantoral Huamaní, un 14 de febrero de 1989 por el tristemente célebre comando Rodrigo Franco; grupo paramilitar organizado por el propio gobierno, y que es responsable de la muerte de muchos dirigentes sindicales y populares. Los demás dirigentes nacionales nos vemos obligados a pasar a la clandestinidad.
Galvarino Orellana (Freddy Cancino S.)