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El discurso de Bachelet que molestó a los grandes empresarios

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El empresariado ha estado acostumbrado a la docilidad de los políticos, una situación representaba a la perfección por los gobiernos de Ricardo Lagos, el gran concesionador, y por el primero de Michelle Bachelet.

El jueves pasado (27 de noviembre), durante la Enade 2014, la gran reunión de los grandes empresarios y los millonarios y poderosos de Chile, las cúpulas empresariales intentaron hacerle una encerrona al gobierno y a otros poderes del estado, como al judicial, con el cual mantienen ciertas tensiones a raíz de las causas en las cuales están involucradas empresas.
La molestia con el Ejecutivo está aún más clara y tiene nombre: reformas impulsadas por el gobierno de Bachelet a las cuales los grandes empresarios han enfrentado con campañas descalificadoras a través de todos los medios, partiendo, claro está, por El Mercurio. Aquel jueves se sumó otra arista de esta campaña, la que viene desde hace tiempo desarrollada por las cúpulas empresariales. Durante la mañana el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Andrés Santa Cruz, lanzó fuertes y directas críticas al gobierno por las reformas en tanto victimizó a su gremio. Horas más tarde en aaquel mismo estrado la jefe del gobierno, sin embargo, esta vez no retrocedió. “Prefiero asumir y conducir las inevitables divergencias que crean las reformas que hay que hacer, antes que aceptar resignada que se frustre esta oportunidad de desarrollo”, les dijo.
Cuando todo el mundo pensaba que Michelle Bachelet haría uno de sus clásicos discursos conciliadores, que elogiaría al sector privado, que hablaría sobre las virtudes de la alianza público privada y tal vez diría que las reformas se harían sobre consensos, saltó la sorpresa. Bachelet defendió sus reformas, las que se harían de todas maneras porque la ciudadanía las ha pedido. Tras el discurso el empresariado no pudo ocultar su estupor y profunda molestia.
En su discurso, destacó que, si bien estos procesos generan inquietud, “los inversionistas extranjeros no desconfían ni de nuestra economía ni de la seriedad de nuestra institucionalidad”. Asimismo, invitó a los empresarios “a asumir un rol protagónico en la construcción del Chile de hoy y, sobre todo del país del mañana”.
“Este diálogo es muy oportuno, porque hoy en Chile necesitamos dar un salto fundamental para reforzar nuestra economía, institucionalidad y convivencia para las décadas que vienen”. De esta manera, Bachelet, inició su discurso durante la ceremonia de clausura del Encuentro Nacional de la Empresa, Enade 2014, que se realizó en CasaPiedra.
Refiriéndose al título del encuentro: “Crear sociedad entre todos”, aseguró que “hacer sociedad tampoco puede ser un acto de voluntarismo de unos pocos. Sabemos por experiencia que eso está condenado al fracaso”.
    “hoy están las condiciones de estabilidad económica y política; hoy están las condiciones ciudadanas y hay una demanda transversal de cambio. Si queremos ser un país desarrollado, debemos transitar hacia un Chile donde los derechos sean reconocidos y se ejerzan efectivamente, y donde los abusos no son tolerados.
En su intervención, remarcó “que en esta tarea de ser un país mejor, Chile no parte desde cero. Debemos trabajar con los materiales que nos proporcionan nuestra realidad e historia. Con nuestras potencialidades y capacidades económicas, con los actores reales, con los éxitos y los déficits de lo que hemos hecho en el pasado”.
En este contexto, señaló que “crear respuestas para el futuro es el desafío del nuevo ciclo que ha comenzado a transitar el país. Y hoy es el momento de emprender las reformas que nos permitan avanzar consistentemente hacia allá”.
En esta línea, dijo a la audiencia: “Sé que algunos pensarán que, debido a la desaceleración económica que nos afecta, este no es un buen momento y que debemos esperar a que mejoren las condiciones. Y creo que no es un diagnóstico correcto. En varios sentidos, la actual desaceleración, más allá de sus cruciales factores externos, es también el efecto de que en el último tiempo no hayamos proyectado a largo plazo nuestras capacidades de producción y de crecimiento”.
Respecto a este punto, aclaró que “la desaceleración que vivimos no es primariamente un problema de incertidumbre producto de las Reformas que hemos promovido. De hecho, podemos ver que los inversionistas extranjeros no desconfían ni de nuestra economía ni de la seriedad de nuestra institucionalidad. Es lo que hemos escuchado en nuestras giras y es lo que comprobamos en sus inversiones”. Además, añadió que“si bien reconocemos que toda reforma provoca algún grado de inquietud, y que debemos trabajar para mantener en alto las confianzas mutuas, debemos reconocer también con claridad que nuestro mayor desafío tiene que ver con tareas de largo plazo que han estado pendientes”. Ante dicho panorama, enfatizó que “hoy están las condiciones de estabilidad económica y política; hoy están las condiciones ciudadanas y hay una demanda transversal de cambio. Si queremos ser un país desarrollado, debemos transitar hacia un Chile donde los derechos sean reconocidos y se ejerzan efectivamente, y donde los abusos no son tolerados. Un país donde cada chileno o chilena sabe que, de verdad, su esfuerzo va acompañado de oportunidades. Un país que sabe que su sistema educativo entregará herramientas de calidad para que cada niño o niña pueda realizarse como persona y contribuir al progreso de todos”, manifestó la Presidenta, y subrayó que “no es posible para Chile seguir siendo un país avanzado en PIB per cápita y atrasado en coeficiente GINI”.
Reafirmó ante los presentes que el trabajo de su Gobierno apunta a avanzar hacia una sociedad de reales oportunidades, donde haya condiciones de equidad de base para todos y todas. “Sin duda alguna el crecimiento económico es un motor fundamental de este desafío, y por cierto los empresarios son centrales en esta tarea. No hemos estado ni estaremos en una política de hostigamiento hacia el sector empresarial. Tenemos tantos desafíos en común: hacer de Chile un país más desarrollado y que esto se traduzca efectivamente en mayor igualdad de oportunidades a todos nuestros compatriotas”, declaró.
Asimismo, puntualizó que desde el primer día de su mandato se apostó por la apertura al diálogo y la participación lo “que ha permitido acuerdos fundamentales en estos meses para el horizonte que nos estamos trazando”, y señaló que “hemos podido sentarnos en la misma mesa junto a la CUT y la CPC para construir una convivencia más provechosa y justa entre trabajadores y empleadores”.
“Y con esa misma confianza que nos da la institucionalidad, debemos abordar otra discusión necesaria: me refiero a la agenda laboral. No cabe duda que Chile necesita relaciones más simétricas que protejan los derechos de todos los trabajadores y entreguen vías institucionales modernas para resolver las diferencias”, manifestó.
Bachelet aprovechó la instancia para hacer un llamado “a que cuidemos entre todos el clima político. Esto incluye a la clase política en general y también a ustedes, que son actores no solo del crecimiento y la inversión, sino también del clima social.
El Gobierno jugará un rol constructivo y colaborativo, no tengan dudas de aquello, espero de ustedes lo mismo”.
Al finalizar su intervención, afirmó: “prefiero asumir y conducir las inevitables divergencias que crean las reformas que hay que hacer, antes que aceptar resignada que se frustre esta oportunidad de desarrollo.
Por eso, esta tarde los invito a no ser espectadores en este desafío, sino que a asumir un rol protagónico en la construcción del Chile de hoy y, sobre todo del país del mañana”.