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Cuando después de la I Guerra Mundial las potencias occidentales trazaron los nuevos mapas de la región de Mesopotamia, el pueblo del Kobani al norte de Siria, de donde es oriundo el padre de nuestro entrevistado en esta ocasión, quedó partido por la mitad.

Las familias tenían que recorrer 200 kilómetros y cruzar el paso fronterizo entre Siria y Turquía para poder visitar a sus parientes. Son algunas de las consecuencias que sufre un pueblo cuando queda fuera de juego en los tratados internacionales. Entrevistamos a Alan Kanjo, realizador kurdo-catalán, para que nos dé a conocer la historia y la cultura del pueblo kurdo y nos ponga en situación sobre lo que ocurre en Kobani de donde es originaria su familia paterna.

El pueblo y su historia
Se conoce muy poco del movimiento de liberación del pueblo kurdo, uno de los más importantes y grandes del mundo. Hablamos de 50 millones de personas repartidas en los territorios de cuatro estados diferentes: Turquía, Siria, Irak e Irán.  Como decíamos al principio en el momento en que configuraron los nuevos mapas en la región de Oriente Medio allá por los años 20, Francia y Gran Bretaña no tuvieron reparo alguno en repartir territorios a su antojo. «El pueblo kurdo no contaba por aquel entonces con una autoridad competente que pudiera hacer fuerza por sus intereses; la autonomía y organización de sus territorios, la defensa de su lengua y su cultura y el derecho a la independencia.» Estos reclamos son los mismos al día de hoy. El sueño del gran Kurdistán, un territorio que vendría a ser similar al de la Península Ibérica, se quebró al quedar dividido en varios países, de los cuales  fue Turquía quien se llevó la mayor parte del pastel.
También ha sido Turquía el lugar donde más insurrecciones kurdas se han producido durante el pasado siglo XX. Fue allí donde a finales de los 70 nace el PKK (Partido de los Trabajadores de Kurdistán) de carácter marxista-leninista, una organización rígida y ortodoxa. «Su mensaje de liberación atrajo a jóvenes de todo la región del Kurdistán y muchos cruzaron las fronteras para luchar en Turquía.» En Turquía la identidad kurda era sistemáticamente negada y a los kurdos se les llamaba despectivamente «turcos de las montañas.»  En 1984 el gobierno turco comienza una guerra sucia contra el PKK en la que mueren más de 40 mil personas. «Su líder Abdula Öcalan, es condenado a muerte aunque posteriormente debido a presiones de la UE, la pena es conmutada por cadena perpetua.»
Con la llegada del nuevo siglo los planteamientos del movimiento de liberación kurdo, abandonaron parcialmente la vía más ortodoxa, cuestionando tanto el marxismo rígido como la estrategia de la lucha armada. Desde el PKK se empieza a hablar de nuevos objetivos y conceptos como la Confederación Democrática y la ecología social o el desarrollo sostenible. «Surge también el BDP kurdo (Partido Paz y Democracia) para participar en la vida política turca. Esto junto a las intenciones de Turquía por ingresar en la UE ha favorecido los intereses kurdos en el país. Aunque la situación de los kurdos en materia de Derechos Humanos ha mejorado en Turquía, sigue habiendo mucho nivel de subdesarrollo sobre todo al sudeste del país.»

No sólo Turquía ha sido el lugar donde los kurdos han tenido que luchar por sus derechos. «La separación del pueblo kurdo en distintos estados ha producido el desarrollo de diferentes formas dialectales de su lengua e igualmente diferentes luchas de liberación según cada contexto.» La lengua kurda estaba prohibida en las 4 partes del Kurdistán y en todas ellas se han vivido situaciones de represión. Durante las décadas de los 70 y los 80, el régimen de Sadam Hussein en Irak hizo desaparecer a casi medio millón de kurdos. Aprovechando la confusión durante la guerra contra Irán se utilizaron gases químicos para asesinar a la población kurda. «Todavía al día de hoy se encuentran fosas de aquel genocidio.» Tras la caída de Sadam, los kurdos de Irak son los únicos que han conseguido cierta autonomía. En el vecino Irán durante el gobierno de Jomeini, se les prometió a los kurdos una autonomía propia a cambio de apoyar la revolución islámica que estaba llevando a cabo el país. «Sin embargo una vez que ésta quedó plenamente instaurada se empezó a perseguir y asesinar a los principales líderes kurdos». La resistencia kurda en Siria siempre fue menor que en el resto de los estados. Durante el auge patriótico de los 80 era más habitual que los kurdos de Siria se alistaran en el PKK para luchar en Turquía. «Actualmente la situación ha cambiado a la inversa, son muchos los kurdos que han llegado desde Turquía para combatir en Kobani.»
Como explica Alan las experiencias han sido diversas y siempre muy duras en cada una de las regiones en que está dividido el pueblo kurdo, no obstante han mantenido una relación entre ellas a lo largo del tiempo y a pesar de las fronteras. «La cultura del pueblo kurdo se mantiene pese a las dificultades. Provenimos de una cultura nómada, descendiente de los pueblos medas de Persia. Estos eran zoroastristas, discípulos de Zaratustra, y veneraban los elementos de la naturaleza. Esta herencia supone una fuerte tendencia al laicismo que hizo frente a la invasión islámica y que se mantiene al día de hoy en un entorno fuertemente islámico. La mayoría de los kurdos son laicos o musulmanes no practicantes.» Los kurdos creen en lo que pueden tocar y la palabra dada es lo que rige su honor y el medio por el cual se trasmite su cultura. Aunque además de la tradición oral curiosamente adaptaron el latín para recopilar su historia y su cultura en un región predominantemente árabe. Entre sus costumbres está el predominante liderazgo de las mujeres en sus tribus. En muchas de ellas existía un matriarcado que era respetado por los hombres. «Aunque no se puede generalizar y hay muchos hombres dirigentes, al día de hoy también muchas mujeres que siguen llevando un liderazgo importante en sus familias, algo muy a valorar en un contexto de presión islámica.»

La situación en el Kobani
Una vez hecho este pequeño repaso a la historia y la cultura del pueblo kurdo, hablamos con Alan de lo que está sucediendo en la región del Kobani, situada al norte de Siria en la frontera con Turquía. Comienza remontándose hasta el 15 de marzo de 2011, en el comienzo de la revolución Siria. «Una revolución a la que el mundo dio la espalda y que permitió a Assad reprimir a sus anchas desencadenando una guerra civil con más de 200 mil muertos hasta la fecha. En Kobani la gente había salido a secundar las protestas que iniciaron los universitarios sirios. Aunque el régimen no atacó frontalmente a los kurdos sí atentó contra algunos de sus dirigentes.» El caso más notable fue el asesinato de Mashaal Tammo, acribillado en su casa por unos encapuchados. «Entre los bandos que se fueron formando en el conflicto los kurdos comenzaron a luchar conjuntamente con el ELS (Ejército de Liberación Sirio) si bien luego se fueron alejando para llevar a cabo su propia revolución.» Entre los enemigos a los que se enfrentan además del propio régimen de Assad, está el ISIS, Dahed o Estado Islámico que tras desvincularse de Al Qaeda pretende unir Siria e Iraq bajo la ley de la sharía. «Este grupo ha crecido enormemente en dos años. Comenzaron luchando contra el régimen pero implantando la ley islámica en las zonas que iban controlando.»
Mientras, los kurdos se agruparon en torno al PYD (Partido de la Unión Democrática) hermanado con el PKK para formar una autonomía entre las tres provincias kurdas de Siria. «Repartieron el poder por cantones con independencia administrativa, asambleas públicas y escolarización en kurdo a partir de 2012. Actualmente sobreviven de forma aislada rodeados por las fuerzas del ISIS. Han perdido el suministro de agua y electricidad sin embargo se autogestionan construyendo pozos y comprando generadores para tener unas horas de luz.» También han empezado a montar pequeños negocios para fomentar la economía.
Hay quien ha llegado a hacer comparaciones de la situación en Kobani con la revolución española del 36. A  Alan la comparación no le disgusta. «Sabiendo que no hay dos situaciones históricas iguales y que los contextos son muy diferentes, sí se pueden hacer comparaciones para ayudar a entender mejor acontecimientos que nos pillan lejos. La autogestión, el laicismo, el papel de la mujer, la lucha contra el fanatismo y la ilusión de estar trabajando por crear una nueva sociedad propia, son factores que recuerdan aquellas luchas. Desde Kobani la gente no pide comida porque se sienten suficientemente abastecidos, su reclamo es el de personas dispuestas a luchar. Los kurdos de Kobani están confiados en su proyecto.»

Refugiados y Milicianas
Las necesidades básicas se piden para los refugiados quienes han salido dejando todo atrás. «La ONU habla de 200 mil refugiados pero se basa en datos de refugiados que han sido registrados en su paso por los países fronterizos. La familia de mi padre, unas 50 personas, que salió durante los primeros días de conflicto, no fue registrada oficialmente, por lo que es lógico pensar que hay muchos más.» Las situaciones de estas personas son muy variadas. Hay quienes están en campos de refugiados gestionados por ONGs, donde viven una situación muy precaria, en zonas de mucho frío. La gran mayoría ha cruzado hacia Turquía y se reparten por todo el país o incluso se han marchado a otros países. «Muchos de los familiares de guerrilleros no han podido quedarse en Turquía ya que el estado es enemigo de la guerrilla kurda. Estas personas están escondidas y son las más necesitadas. Por otro lado quienes sí se refugian en la vecina Turquía se enfrentan a otro tipo de problemas.» Alquilar un piso en Turquía es difícil ya que los turcos son reticentes a ayudar a kurdos y sirios, por lo que el entorno es hostil, no conocen la lengua ni el lugar. «Los refugiados viven con la incógnita de si podrán volver y si quedará algo de la vida que dejaron atrás. Ansiedad y tensión son las palabras que mejor definen su día a día.» Quienes han llegado al Kurdistán iraquí están mejor atendidos.
Alan estuvo recientemente en Suruç, ciudad fronteriza entre Turquía y Siria, allí piensa volver próximamente. «La ciudad estaba totalmente desbordada y su población se ha duplicado de 100 a 200 mil personas debido a la llegada masiva de refugiados.» La decisión del ISIS de ocupar militarmente el Kobani en una ofensiva total, produjo la huida de miles de personas hacia Suruç en septiembre de 2014, entre los que se encontraban los familiares de Alan.
Sin embargo los yihadistas del ISIS se han encontrado con un enemigo en cierto modo inesperado y radicalmente opuesto. Se trata de las mujeres de las milicias kurdas, cuyo papel en esta guerra ha llamado la atención en todas partes del mundo.
«Se está produciendo un acontecimiento histórico pero que tiene su origen tiempo atrás.» Ya en el PKK el 30% eran mujeres y en el Kobani las mujeres representan un 40% en las milicias del YPG(Unidades de Protección Popular). Muchas han recibido entrenamiento en las montañas, otras sin embargo han decidido coger las armas para defender a los suyos sin entrenamiento alguno. Tienen muy claro que su papel en la resistencia es fundamental, están dispuestas a romper tabús y acabar con la imagen tradicional de la mujer. El planteamiento es sencillo: o me quedo en casa o me sumo a la lucha por liberar a mi pueblo del ISIS. «Este proceso supone un paso por la liberación de la mujer nacido de la propia cultura kurda. No se daría sin el consentimiento y la complicidad de los hombres. Por mucho que otros casos similares se intenten en otras partes de Oriente Medio, los hombres siempre dicen no. En el caso kurdo, cuando las mujeres se han unido a la guerrilla, los hombres son los primeros que han validado este proceso. Los hombres muestran un reconocimiento y un respeto  hacia el papel que están desempeñando sus compañeras, conscientes de su importancia para reafirmar la figura de la mujer». Todo esto va más allá del terreno militar y trasciende a otros ámbitos sociales repercutiendo en mujeres que nada tienen que ver con las milicias ni con partidos políticos. «Estas otras mujeres están en la misma onda que sus compañeras milicianas y trasmiten valores que se están generalizando en las familias y en la sociedad kurda en general. Es un comienzo pero este proceso tiene también una importancia crucial para la valoración de la mujer en el ámbito de Oriente Medio.»
Alan explica cómo durante las últimas semanas se ha conseguido echar atrás varias fuerzas del ISIS y se han recuperado algunas aldeas. Algo tiene esto que ver con que los yihadistas tienen pavor a ser asesinados por una mujer, lo que según sus creencias les condena directamente al infierno. «En muchos casos las mujeres se han puesto en la avanzadilla. La respuesta del ISIS de colocar coches bomba, incluso gatos cargados de explosivos, es un síntoma de desesperación.»
Como ya hemos comentado Alan viajará próximamente a la frontera con Turquía, donde pretende grabar un cortometraje con los niños refugiados y tratar de devolverles aunque sea por un rato, un tiempito de su infancia. Antes de despedirse nos dice: «No podemos desvincularnos de estos temas. Seguiremos trabajando por los refugiados y por quienes siguen luchando en el Kobani por el futuro del pueblo kurdo.»