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«El día de mi cumpleaños, el 2 de junio, me enteré de muchos detalles de mi identidad, con una vuelta extraña que no voy a contar ahora, con una serie de azares y circunstancias que signan cada búsqueda, hilos finos que se unen, que alguien te diga algo, que alguien se muera o no se muera».

Con esas palabras, Ignacio Hurban, el nieto recuperado de Estela de Carlotto, intentó explicar parte de cómo fue el proceso que lo llevó a restituir su identidad. Esa identidad que dice que él es Guido Montoya Carlotto, hijo de Laura y Oscar, militantes montoneros desaparecidos y asesinados por la dictadura. «Hay como unos ruidos que tenés en la cabeza, unas mariposas de dudas, hay cosas que no sabés, pero las sabés. Hasta que pensás, llega algún indicio cierto, y comenzás con la búsqueda», dijo  feliz con el resultado, aunque aclaró que prefiere que lo llamen Ignacio.

Esos «hilos finos» a los que hace referencia son los que terminarán de reconstruir su historia, para determinar cómo llegó a Olavarría, quién se lo quitó a su mamá –que estuvo detenida en el centro clandestino “La Cacha” de La Plata– y lo entregó al matrimonio Hurban, y por qué durante todos estos años no supo quién era en verdad.

Una de las hipótesis más fuertes apunta a Carlos Francisco Aguilar, «Pancho», como se conocía al dueño del campo donde Ignacio creció, que falleció en marzo de este año. El habría sido quien les entregó el bebé a  Juana y Clemente Hurban, peones que trabajaban (y siguen trabajando) para la familia Aguilar, muy reconocida en la ciudad.

Remo Carlotto, tío de Ignacio, dijo en declaraciones al diario Tiempo Argentino: «Tenemos la información, que es inicial, de que esta persona (Aguilar) fue quien se llevó a Guido de La Plata y lo entregó en Olavarría. Corresponde que la Justicia investigue todo lo sucedido: quién le entregó el bebé, quién firmó la partida de nacimiento; en fin, todo el proceso de investigación posterior». En la misma línea se muestra un ex juez penal de Olavarría, quien analiza que si Aguilar fue quien entregó el bebé, tuvo que haber tenido un contacto militar directo. «Ahí hay un punto oscuro. ¿Cuál era su vínculo? ¿Qué militar era su amigo?», se pregunta.

Esa sospecha es la que siguen desde Abuelas y que incluso el nieto de Estela dejó entrever cuando mencionó que sus dudas comenzaron el día de su cumpleaños, cuando los hilos empezaron a unirse. Además, según se pudo reconstruir de fuentes locales, Aguilar les habría dicho a sus padres de crianza, Juana y Clemente, que no le dijeran a Ignacio que era adoptado hasta que él estuviera muerto. Las mismas fuentes sostienen que Aguilar «era un vecino prestigioso, que tenía campos donde criaba caballos de montar y donde había explotación de piedra granítica», y que fue por esa actividad que sus vínculos con los militares se habrían iniciado.

El 27 de marzo de este año, el diario El Popular de Olavarría anoticiaba sobre la muerte de Aguilar, productor agropecuario de 74 años, casado y padre de dos hijos, a quien describía como un «reconocido y apreciado vecino olavarriense». Allí también se destaca su participación activa en distintas entidades del lugar, entre las que se mencionan que fue dirigente de la Sociedad Rural local, titular del Consejo de Promoción Agropecuaria del INTA de Balcarce, vicepresidente del Club Atlético Estudiantes y ex presidente del Centro de Equitación de Olavarría.

Y si bien allí todavía se muestran sorprendidos por la noticia que los revolucionó por completo, sí admiten que los vínculos con los militares existían en muchas familias. «Un sector de la sociedad estuvo muy vinculado a los militares, y esta familia pertenecía a este grupo. No puedo decir que hayan participado activamente, pero sé que tenían vínculos y apoyaban al Proceso», sostuvo una fuente ligada a las autoridades locales.

Ahora, muchos están preocupados por lo que todo esto pueda generarles a los padres de crianza. Durante la conferencia de prensa, Ignacio remarcó más de una vez que fue criado «por una pareja extraordinaria, con el mayor de los amores», y la familia Carlotto deslizó que era posible que los Hurban, peones de campo, no conocieran su origen y actuaran de buena fe.

La titular de Abuelas también dijo que si lo habían criado bien, ella se los iba a agradecer, y que era la Justicia la que debía determinar responsabilidades. En ese contexto,  el juzgado de Servini de Cubría envió un informe al Registro Civil de Olavarría para solicitar el acta de nacimiento del nieto de Carlotto.