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Se ha confirmado la noticia del ingreso de Uruguay al acuerdo denominado TISA(i), grupo de países que se encamina a la formación de un área de apertura y eliminación de restricciones al comercio e inversiones en el sector servicios.

Estados Unidos y la Unión Europea, impulsaron el Tratado debido a que la Organización mundial de comercio ya no colmaba sus aspiraciones tendientes a eliminar fronteras económicas en dicha área. Obviamente sus grandes corporaciones, son las principales beneficia-rias de estos procesos que les permiten imponer con mayor impunidad su poderío económico. El predominio por parte de Estados Unidos y Europa Occidental es prácticamente total.
Por su parte, la incorporación de Uruguay al TISA, se suma a toda una serie de medidas que consolidan claramente el esquema de Uruguay plaza financiera, apertura comercial irrestricta, zonas francas, y en síntesis un funcionamiento al servicio de los grandes grupos económicos.
En esa ruta el Ministro Danilo Astori firmó el TIFA en 2007, profundizando relaciones comerciales y financieras con Estado Unidos, y en 2013, el presidente Mujica, solicitó la inclusión en el TISA, concretada desde febrero 2015 agregando el comercio y la inversión en servicios, a las reglas que exigen igual trato al capital extranjero que al local.
Las consecuencias económicas, sociales, políticas, son muy graves para el país. Entre las principales queremos mencionar:
Se reafirma la línea económica neo-liberal en todos los aspectos, incluido, atracción de grandes capitales extranjeros de todo tipo, apertura comercial, financiera y de servicios.
En los hechos se consolida y extiende la filosofía de sumisión a los centros imperiales. Sus proveedores de servicios podrán ingresar libremente al mercado local evitando medidas proteccionistas.
Además el ingreso de Uruguay a las tratativas implicó aceptar los acuerdos previos(ii), en ámbitos en los que su fuerza negociadora tiende a cero.(iii)
Se impone, sin tapujos, la filosofía de que todos los servicios constituyen mercancías para el lucro privado. Salud, educación, agua potable, energía, comunicaciones, logística, seguros, transporte, entre otros, quedan sujetos a los mandamientos del «dios mercado» despegado de consideraciones sociales, y de derechos de la población al acceso de muchos servicios básicos para la vida.
La impunidad para las grandes empresas en estos rubros implica además la subordinación total de la calidad del agua, de la tierra, del aire, al lucro privado.
De hecho Uruguay se despega absolutamente de los esfuerzos regionales de integración, y se ubica de espaldas a países de sur, Centro América y el Caribe que bregan por mayor independencia económica frente a los imperios. Basta ver, quiénes integran las tratativas.
Entre los países americanos del TISA se encuentran Estados Unidos, Canadá, México, Colombia, Perú, Chile, Costa Rica, Panamá. El TLC (iv) entra por la ventana. No es casual que no está ninguno de los países integrantes del ALBA. Los demás miembros son Australia, Corea del Sur, Hong Kong, Islandia, Israel, Japón, Liechtenstejn, Nueva Zelanda, Noruega, Pakistán, Taiwán, Turquía. La lista, no deja dudas, respecto al carácter pro imperialista y neoliberal del proyecto.
Las cláusulas de la nación más favorecida, típicas de este tipo de tratados, obligan a otorgar a los firmantes los mismos derechos que se otorgan a otras naciones, quiebran de hecho las posibilidades de acuerdos que apunten a mayor autonomía regional.


La ausencia total, de información, discusión y participación ciudadana
El secreto ha sido la tónica desde la solicitud de ingreso en 2013. El pueblo ni siquiera sabe quiénes conocían la existencia de tratativas. La dirigencia del PIT CNT admite haberse enterado, por lo menos, en setiembre del 2014, pero la noticia trascendió al pueblo oriental recién en abril del 2015 mediante informaciones provenientes del exterior.
La soberanía, o sea la capacidad de decisión nacional sobre licitaciones, marcas, patentes, logística, comunicaciones, energía, salud, educación, seguridad, transporte, puertos –entre otros servicios– se transfiere a orga-nismos controlados directamente por los centros imperialistas. El proceso privatizador en curso, puede asumir un vigor inusitado.
Además la existencia de tratados de protección mutua de inversiones determinan que los posibles diferendos pasen a tribunales en los que juzga el Banco Mundial.
La entrega no anunciada de la tierra, del agua, de la soberanía, continúa con los servicios. «Cosas véredes Sancho».